¿Antiguo – Moderno?

¿Antiguo – Moderno?

6 octubre 2018

 

¿ANTIGUO- MODERNO ?

Homo sapiens medicus versus homo tecnologicus

El médico pre-tecnológico, nuestro predecesor, desapareció hace apenas 15 años. En este breve período de tiempo, el homo sapiens medicusse ha transformado en el homo tecnologicus, la especie que, en lugar de un meteorito o de una invasión alienígena, nos está reemplazando en el planeta Tierra. Un  artículo reciente  revisa los últimos vestigios del homo sapiens medicus, del cual, aunque ya fosilizado y en los museos, aún es posible encontrar algunos rastros. Viajemos, pues, en el tiempo…

Les dejo el resumen de algunas de estas comparaciones y aunque parezca pesado al fina el que quiera seguir leyendo le dejo el Decálogo de Maimonides

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos iban al hospital y su primera tarea era ir a hablar con las enfermeras. Éstas les explicaban las incidencias que habían sucedido a lo largo de la noche. Aunque parezca increíble, lo cierto es que hablaban directamente con ellas, no a través de notas de ordenador ni otros medios similares. Tras ello, cogían las carpetas de sus enfermos y leían las notas manuscritas y las incidencias registradas por los médicos que habían estado de guardia. Ciertamente muchas eran ilegibles, pero al menos no consistían en un mero copiar y pegar, y poco más; y, aunque ilegibles, eran notas más personales. …

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos, sobre todo los residentes, ahorraban para comprarse el Harrison o el Farreras, de medicina interna, el Braunwald de cardiología o el Sabiston de cirugía. Las dudas se resolvían pasando páginas, no consultando rápidamente el UpToDateo realizando una revisión en PubMed, y menos aún con MedscapeEpocratesy otras aplicaciones móviles….

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos, cuando iban a dar de alta a un paciente en el hospital, reunían todo su historial, que a veces pesaba un quintal, y se trasladaban a la secretaría del servicio. Allí dictaban, con un lenguaje perfecto, el informe de alta al secretario (aunque parezca mentira, había personal administrativo encargado de realizar estos menesteres) y, una vez dictado y revisado el informe, el médico lo firmaba y se enviaba por correo al paciente, quien había abandonado el hospital días antes ya que el sistema no permitía que los enfermos salieran de alta con su informe en mano. En esa misma época, los médicos remitían a los pacientes a la ventanilla para pedir cita tal y como se lo habían dejado escrito en una hoja con membrete del centro: nada de citas por SMS, mail o WhatsApp.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos escribían, con bolígrafo (con pluma estilográfica los más exquisitos), la historia clínica detallada de sus enfermos en unas hojas de papel. Copiaban los análisis y hasta los informes de las pruebas de imagen; un trabajo denso y minucioso que, sin embargo, permitía analizar la información con detalle y pensarla detenidamente. No había notas no imprimibles, porque todo lo escrito por el médico ya quedaba impreso.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos iban a buscar el resultado de las pruebas por los pasillos del hospital, un trabajo a veces de horas. Esto suponía, claro está, pedir favores, conocer los intríngulis de la institución y, sobre todo, ser persuasivos con los compañeros. ¡Ah! Y, por si fuera poco, llamaban a la puerta de la consulta del compañero para preguntarle una duda. San Mailestaba aún por llegar….

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos despedían a sus compañeros en una sencilla comida recordando anécdotas y riendo. No existían los vídeos candidatos al Oscar a comedia de peor gusto, con bromas repetitivas y música de videoclip.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… los médicos recibían a los pacientes estrechándoles la mano, y conversaban con ellos mirándoles a los ojos. No tenían que escribir simultáneamente en el ordenador, revisando análisis y pruebas de todo tipo mientras oyen de fondo el run-run que les cuenta el enfermo; sí, ese ser que está detrás del ordenador es la persona con la que se conversaba antes de la llegada del homo tecnologicus.

Puestos en una balanza, es seguro que el homo tecnologicussupera el homo sapiens medicus. Pero la nueva especie debiera tener presentes algunas cosas importantes de su antecesor ya que,  por muy eficientes y listos que seamos ahora, no dejamos de ser enanos a hombros de gigantes ….. Y no debemos olvidar ciertas cosas

DECALOGO DEL ENFERMO.  Salomón ben Maimón, MAIMONIDES .

1.Llena mi alma de amor por el arte y sus criaturas.

2 . No permitas que la sed de lucro y la ansiedad de gloria influyan en el ejercicio de mi profesión, pues, como enemigos de la verdad y del amor al prójimo fácilmente podrían alucinarme y apartarme del noble deber de hacer bien a tus hijos.

3. Sostén las fuerzas de mi corazón para que siempre se halle dispuesto a servir a ricos y a pobres, a amigos y a enemigos, a buenos y a malvados

4.Haz que yo no se vea en quien sufre sino al prójimo, que mi espíritu permanezca siempre claro junto al lecho del paciente, sin pensamiento extraño alguno capaz de distraerlo para que recuerde todo cuanto la ciencia y la experiencia me hayan enseñado, pues son grandes y sublimes las investigaciones científicas cuyo objeto es conservar la salud y la vida de tus criaturas.

5.Induce a mis enfermos a confiar en mí y en mi profesión, a obedecer mis prescripciones y consejos.

6.Aleja de ellos la turba de charlatanes, de parientes y  de intrusos, cuyas miles de opiniones, inspiradas por la vanidad y la presunción de saberlo todo, los hacen casta peligrosa que frecuentemente perturba y daña las mejores intenciones del arte y conduce hacia la muerte de las criaturas.

7. Si los ignorantes me critican y se mofan, hazme una coraza de amor al arte que me conserve invulnerable para perseverar en la verdad a despecho del prestigio, de la edad y de la fama de mis enemigos.

8.  Dios mío, concédeme paciencia e indulgencia ante los enfermos tercos y malcriados

9.Hazme siempre moderado, insaciable solamente en el amor a mi ciencia; aleja de mí la pretensión de saber y de poderlo todo

10.Dame fuerza, voluntad y ocasión para acrecentar incesantemente mis conocimientos y descubrir en mi labor los errores ayer no sospechados, pues es grande el arte y en él puede penetrar más y más el espíritu del hombre.

 



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