¿Aún no sabes que pedir a los Reyes Magos?
5 enero 2019
¿AUN NO SABES QUE PEDIR A LOS REYES MAGOS ?
El Watch ya hace electrocardiogramas (y hay quien dice que le ha salvado la vida).
Hace pos se ha lanzado la actualización del sistema operativo del Apple Watch que permite utilizar los modelos más recientes (Series 4) para realizar electrocardiogramas (ECG), pero que además mejora las demás versiones del reloj en relación con sus funcionalidades relacionadas con el control del ritmo cardiaco.
Como se recordará, el pasado mes de septiembre Apple presentó un nuevo modelo del que es, según muchos estudios comerciales, el reloj más vendido del mundo. Le incorporó un nuevo diseño con mayor pantalla, mejoras en su procesador y, lo que a la postre resultó la más notoria innovación, un sistema para poder trazar un ECG del usuario. En esta sección hemos hablado de cómo los relojes inteligentes están siendo decantados por el propio mercado hacia utilizaciones relacionadas con la salud, el cuidado personal y el ejercicio físico, y desde esta perspectiva la posibilidad de emplearlos para recoger mayor información relativa al funcionamiento cardíaco parecía una muy buena orientación de futuro.
Aunque el Watch Series 4 ya llevaba incorporado de serie los sensores (dos electrodos, uno bajo la caja y otro en la corona), hasta que no se ha habilitado la función mediante actualización de su sistema operativo hacia la versión watchOS 5.1.2 no ha sido posible trazar los primeros ECG con él. Sin embargo, hay que avisar que esta posibilidad sólo está disponible, de momento, en Estados Unidos, y el fabricante se ha cuidado muy mucho de que no pueda activarse en otros países. Sólo lo consiguen aquellos relojes cuyo número de serie corresponde a un ejemplar vendido en aquel país, y ni siquiera cambiando la localización de la App Store o descargando la actualización mediante un sistema de VPN es posible activar la función en Europa. Las razones son obvias: allá ha obtenido la autorización de la FDA, mientras que aquí todavía no dispone de la aprobación regulatoria que le permita exhibir una funcionalidad que claramente se refiere a la toma de un registro médico. Se espera que la función esté activa en nuestro entorno en unas pocas semanas.
Este sistema es muy similar al que hace tiempo desarrolló la empresa Alivecor, mediante sus dispositivos Kardia también para uso con teléfonos móviles. El sistema de Apple alcanzó la autorización de la FDA la misma víspera de su presentación, mientras que el de Alivecor lleva un tiempo demostrado efectividad y fiabilidad a través de ensayos clínicos. Sin embargo, Apple está avanzando mucho en los estudios de validación de su tecnología, y hace poco cerró con la Universidad de Stanford un acuerdo para realizar un estudio de vida real que ha logrado reclutar a más de 400.000 voluntarios emitiendo información de su corazón desde sus relojes, lo que constituye seguramente el mayor estudio médico de la historia por número de participantes.
Ya hay quien dice que el Watch le ha salvado la vida.
Dos días después de liberar esta funcionalidad, un usuario de Reddit escribió un testimonio según el cual acudió al hospital tras detectarle el Watch una persistente alteración del ritmo y una probable fibrilación auricular. El médico que le atendió fue quien supuestamente le informó de que probablemente el reloj le salvó la vida, y confirmó posteriormente que la fracción de eyección del paciente era menor del 50%. Sin embargo, es sabido que la fibrilación auricular no es mortal en sí, aunque constituye un factor de riesgo muy relevante de padecer un ictus.
Este caso, que no ha sido confirmado pero que podría ser perfectamente real, nos pone sobre aviso de una de las repercusiones que probablemente va a tener la utilización creciente de dispositivos como el Watch, que aunque son propios de la electrónica de consumo ya pueden desarrollar capacidades cuasi-diagnósticas muy relevantes. La pregunta que muchos se hacen es si la sanidad está preparada para asumir una sobredemanda derivada de los avisos que un popular reloj puede emitir, si finalmente la utilidad puede aportar beneficios constatables en términos de salud poblacional, o si el número de falsos positivos va a alterar innecesariamente las consultas médicas. Lo que parece seguro es que la detección de condiciones clínicas como la fibrilación auricular o otras alteraciones del ritmo tiene implicaciones sanitarias muy relevantes, y que ahora podemos disponer de un sistema realmente revolucionario para su detección.
Pero parece que en Europa deberemos esperar a los próximos Reyes Magos…